Dicen las lenguas femeninas de mi entorno, que las manos de ese apuesto italiano, son las culpables de moldear esa masa densa y caprichosa, que dícese ser la realidad circular del amor-olvido. P.D: Estoy aprendiendo cocina...jajja Un abrazo, Albert.
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Dicen las lenguas femeninas de mi entorno, que las manos de ese apuesto italiano, son las culpables de moldear esa masa densa y caprichosa, que dícese ser la realidad circular del amor-olvido.
P.D: Estoy aprendiendo cocina...jajja
Un abrazo, Albert.
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